En ocasiones podemos llegar a confundir el término sommelier con el de enólogo, pero lo cierto es que, por mucho que pertenezcan al mismo campo, son dos trabajos totalmente distintos. Es fácil no diferenciarlos: ambas profesiones están relacionadas con el vino y, por supuesto, para ejercerlas es necesario tener un importante grado de conocimiento sobre el tema… Pero eso no significa que debamos mezclar conceptos.
Para resolver todas las dudas al respecto, y que nunca jamás volvamos a mezclar estos dos términos, vamos a analizar a qué se dedica cada uno de ellos. ¡Empezamos!
Para poder dar con estas diferencias, lo mejor es definir primero cada una de estas profesiones. Una vez que sepamos qué es cada cosa, podremos sacar en claro cuáles son sus diferencias.
Se trata de un especialista en vinos que principalmente se dedica a recomendarlos, ya sea en restaurantes, hoteles, eventos… Sus dotes psicológicas y de empatía, además de su conocimiento sobre el producto, hacen de este profesional un completo especialista del sector. Asimismo suele tratarse de una persona muy curiosa y con mucha capacidad para comunicar, además de hacerlo con la máxima sensibilidad.
Se trata de profesionales que han probado cientos de vinos, y conocen todas y cada una de sus características… Y es justo por eso por lo que están capacitados para recomendar al cliente el mejor caldo en cada momento. Y no el mejor vino en general, sino también el que mejor encaje con sus gustos y preferencias particulares. Además, claro está, de detectar el mejor maridaje para acompañarlo.
El enólogo es un asesor técnico que dirige el proceso de elaboración del vino. Es decir, el especialista en la bodega. También puede encargarse del viñedo, de decidir cuándo se procede a recoger la uva o de los tratamientos que necesita caa cultivo. En definitiva, determina cómo se va a elaborar el vino para que sea lo mejor posible.
Una vez definidos estos conceptos, ya podemos descifrar las diferencias entre uno y otro. Un sommelier mantiene el contacto con el cliente final, aconsejándole y presentándole la mejor opción para él. El enólogo, por su parte, está relacionado con el paso previo a todo esto: es un encargado del trabajo en la bodega o los viñedos, que también atesora grandes conocimientos del sector, pero aplicados a la correcta elaboración del vino. No es un trabajador como tal, sino más bien quien dirige el trabajo y toma las decisiones; por ejemplo, qué tratamiento reciben las uvas, qué fermentación y crianza tendrán, etcétera.
Eso sí: que haya diferencias entre estas profesiones no quiere decir que alguien no pueda dedicarse a ambas cosas, puesto que están estrechamente relacionadas. Por supuesto que un buen enólogo puede recomendar caldos, y un buen sommelier tiene conocimientos sobre el cultivo de la vid. Una buena formación en materia de gastronomía en una carrera, como la que ofertamos en nuestra universidad de cocina, bastaría para poder dedicarse a esto. Pero conviene estar totalmente formado.
Como ves, el mundo del vino es muy amplio y está lleno de especialidades y profesionales distintos. Está claro que los de sommelier y enólogo son dos empleos totalmente distintos, pero que se complementan a la perfección. Al fin y al cabo, ambos tienen que ver con el posterior disfrute del vino; primero, porque a la hora de la elaboración es importante que cuidar cada detalle y segundo, porque cada persona tiene unos gustos y preferencias particulares, y es importante saber que no todos los vinos son perfectos para cualquiera. ¡Deja de darle vueltas y fórmate con nosotros!