Situado a escasos kilómetros del mar Mediterráneo, el campus de Gastronomía y Management Culinario Gasma apuesta, ya desde sus primeros pasos, por la promoción de la gastronomía mediterránea. Una gastronomía saludable, actual y que tiene su base en los productos de temporada. Una gastronomía que sirve, además, de nexo de unión para pueblos y culturas casi diametralmente opuestos en otros aspectos.
Fruto de este objetivo de promover una cocina tan nuestra, iniciamos desde hoy una ruta gastronómica por el Mediterráneo que hoy nos lleva al Líbano. La gastronomía libanesa –conocida como la perla de la comida árabe- ha sabido incorporar a la gastronomía propia de los países de Oriente Próximo las influencias que le llegan del mar, sobre todo de Francia y de Turquía. El resultado, una gastronomía variadísima, rica en vegetales, legumbres y cereales, con el sésamo como base, que ha sabido cruzar sus fronteras hasta el punto de estar presente en casi todo el mundo.
Y es que hablar de gastronomía libanesa es hablar de platos tan conocidos como el tabule, ensalada a base de sémolas de maíz (iguales que las del archiconocido cous, cous), del hummus –crema realizada con garbanzos, tahína, limón, ajo, aceite de oliva y pimentón- y como no, del kebab. Nombres de sobras conocidos y que son sólo una pequeña muestra de lo que nos puede ofrecer una de las cocinas más variadas del planeta.
El visitante sólo necesitará unos pocos minutos para comprobar esa variedad. Los entrantes (mezze) son un auténtico espectáculo: cremas como el hummus, el baba ganoush a base de berenjena o el refrescante keshek, pan árabe, ensaladas, hojaldres, empanadas, croquetas, sopas o las tradicionales hojas de parra con carne y arroz. Los platos principales suelen estar compuestos de carne –el cordero es el plato estrella aunque especialidades como el ruz dyay, arroz con pollo, son omnipresentes- o pescado. Por último, el Líbano es también conocido por sus dulces, pastas de hojaldre y frutos secos bañados en almíbar o miel. No debemos olvidarnos de las bebidas, ya que además del tradicional té y del característico café libanés, su vino es cada vez más conocido.
En resumen, la gastronomía libanesa representa un placer para el paladar y un ejemplo de lo mucho que tenemos en común todos los que vivimos a orillas del Mediterráneo.