Robots camareros que conocen los gustos de los clientes, impresoras 3D que te preparan una hamburguesa o un postre, sistemas de proyecciones que hacen la experiencia gastronómica aún más sensorial. La tecnología o mejor dicho, la ciencia ficción, ha llegado a la gastronomía y España se encuentra entre los pioneros de esta nueva revolución culinaria. La cena íntegra en 3D que se celebrará en diciembre en Barcelona y Nueva York es sólo un ejemplo.
Este mes de julio saltaba la noticia de una cena muy especial que se celebrará (la fecha no es casualidad) el 3 de diciembre. 12 comensales en Barcelona y otros tantos en Nueva York compartirán mesa y mantel… impresos en 3D. La firma barcelonesa Reimagine food es la impulsora de este evento para dar a conocer su proyecto.
La comida que se servirá en el espacio –ensamblado a partir de piezas creadas con una impresora de tres dimensiones- estará también realizada con una impresora 3D, al igual que el plato, la mesa o la silla. Eso sí, toda el proceso estará controlado por un chef. En concreto, el chef valenciano Paco Morales. Foodini es el nombre de este primer modelo de impresora de comida 3D que, de momento, prepara los alimentos pero no los cocina. Así, este dispositivo sustituye los cartuchos de tinta por cápsulas de alimentos. Se cargan las cápsulas y las recetas y la impresora preparará el plato que se tendrá que cocinar ya de la forma tradicional: hornear, cocer… Sus creadores, Natural Machines aseguran que puede preparar todo tipo de alimentos, desde salsas, postres y pastas hasta una hamburguesa o unos nuggets de pollo. En cualquier caso, a día de hoy se trata de un instrumento para ayudar y facilitar el trabajo del chef sin sustituirlo. En definitiva, un robot de cocina extremadamente inteligente.
De momento es sólo un ejemplo, una experiencia pionera que podrá ser disfrutada por sólo unos pocos. Aún así, la carrera tecnológica no ha hecho más que empezar. ¿Qué pasará dentro de unos años? ¿Será un electrodoméstico tan habitual como el microondas en nuestras cocinas? ¿Engrosará la lista de ‘revoluciones’ que pudieron llegar a ser y no fueron? El debate está servido… el tiempo dirá